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LUGAR DE INICIO: Puerto de Moraira, a nivel del mar.

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Se trataba de hacer una ruta fácil, entre mar y montañas, y no defraudó a nadie, la asistencia masiva, con gran afluencia de féminas, entre ellas tres nuevas incorporaciones. En esta ocasión la iniciamos en el Port de Moraira, el que suscribe todavía convaleciente, me fui con el autobús a la Cala Granadella, final de la ruta, donde aun me atreví a subir algún mirador.

El día fantástico, radiante sol, aunque esta ruta es conveniente hacerla en esta época, pues con mucho calor seria muy pesada.

Almorzaron todos juntos en Cala Llebeig, precioso lugar, a partir de este punto ya fue otro cantar, el grupo se partió en mil pedazos.

A las 13:45 horas hacia su aparición en Cala Granadella la avanzadilla del grupo, con una de las nuevas féminas, que al parecer no hubo forma de dejarla atrás, el resto del grupo fue un auténtico rosario, a algunos una caritativa furgoneta los remolcó un trecho y V. Ribes totalmente perdido, buscando a los de cabeza, aparece solo por la senda del Castillo la Granadella, hago recuento en el restaurante y todavía faltaban cinco senderistas, conseguimos localizarlos con los móviles, y estaban bajando por un barranco, que indicaba 40’ a la Granadella, en tan mal estado estaba la senda, por la gran cantidad de árboles caídos, que les costó el doble.

Después de comer parecía que nadie tenía prisa de marchar, siguiendo la juerga en el autocar y sugiriéndome la visita al Cabo de La Nao, el cual visitamos, siendo un acierto, pues muchos eran los que no lo conocían.

Terminando un gran día, muy completo, entre sol, mar y montañas, con bonitos roquedales y grandes cortadas.

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TIEMPOS: Inicio 9:30. Final 14:35. Andando .

COMENTARIOS:
La ruta que hemos hecho hoy es de las que no se olvidan, quedan en el recuerdo, y siempre con un grato sabor de boca. Muchos fuimos los que queríamos conocer estos bellos parajes de la Costa Blanca. El día espectacular, radiante sol y mucho calor. La ruta debidamente proyectada y organizada por nuestro amigo Pepe Bolufer (cuñado de Ana), gran conocedor de la zona, sin cuyo asesoramiento y guía no hubiéramos podido hacer (queda emplazado para repetirla el próximo año).
Las vistas de ensueño, rodeados del mar, sol, monte y rocas, con espectaculares cortadas, y siempre al mismo borde del agua. El éxtasis llegó en la Cala Llebeig, donde únicamente se puede acceder por mar, o por muy bonita senda, a patita, como nosotros hicimos, el personal no pudo resistir la tentación y el que más y el que menos, se mojaron los pies, y alguno “algo más”, una preciosidad de Cala en estado puro.
Disfrutamos como niños, y es que este tipo de rutas, de vez en cuando, gustan y mucho.

LO MÁS ANECDÓTICO:
En el día de hoy la anécdota la protagonizó, Paco Vives, bañándose en slip en la Cala Llebeig. Valera no se atrevió, y no llegó nada más, que a enseñarlos.