Sucedió el 18/11/2006 (FACULTAD)

Manolo Voyager

MODALIDAD DE LA RUTA: Oficial FACULTAD

FECHA: 18 de Noviembre de 2.006

ASISTENTES: 30

COMENTARIOS:
Nunca me habían puesto tan fácil la crónica de una ruta sabatina. Saltándome a la torera la cronología de la misma empiezo por el final, que fue lo mejor si no llega a cortarnos la digestión la paradita de la guardia civil a la salida del pueblo; menos mal, que no nos pasaron el alcoholímetro por que, de lo contrario, allí mismo nos empaquetan a todos.
Empiezo por decir que terminamos de comer a las seis y media, ya anochecido; que tomamos un gazpacho de mariscos que no se lo salta un pez espada; unas deliciosas ensaladas valencianas y un rico embutido del país, de ascendencia mallorquina, por lo que la sobrasada era un portento; que bebimos lo que nos dio la gana y que la compañía, la de las mesas y también la de las paredes, fueron de nuestro agrado. Un fin de fiesta por todo lo grande que ya casi no me deja espacio para hablar de la pérdida de meniscos, peronés y ligamentos, que también los hubo y a lo que, con harto dolor por tener que abandonar el festín, tendré que dedicar aunque sea un breve espacio.
Ciento sesenta km. de carretera era una distancia que nos obligaba a efectuar una buena ruta. Salimos desde las cercanía del Pantano de Guadalest y por una forestal más larga que un culebrón de la tele y con un desnivel de esos que cuando te das cuenta ya no tienes remos, llegamos a la Font dels Teixos. Aún cuando ya era la una de la tarde y teníamos el tiempo muy justo, el grueso de la tropa decidió subir al pico de l’Aixorta, desde donde hay un precioso panorama en el que se llega a distinguir la isla ibicenca, pero que nos obligó a volver luego a todo gas, so pena de tener que comer debajo de la mesa.
Preciosas vistas y hermosos alrededores, sobre todo en las cercanía del pantano de Guadalest y en el pico de l’Aixortá y etapa dura, con sus 17 km. de recorrido y los 850 mts. de desnivel que nos dejaron para el arrastre si no llega a ser por la estupenda comida que nos esperaba en el restaurante Pinet, con un anfitrión tan original, por lo menos, como sus menús. Hasta la otra guapos-as.